Esa línea gruesa, entre lo obvio
y lo que nunca era opción,
se va haciendo más delgada
en este nuevo cambio de dirección.
Entran matices extraños
entre lo blanco y negro.
Se mezcla el ideal con el contexto
y toca ir viendo cómo lo integro.
Lo que pensaba como A o B
últimamente se subleva.
Ahora descubro que siempre fue
de opción múltiple la prueba.
Además de los factores varios,
también hay cientos de escenarios.
Y entre el temor de equivocarme,
de fracasar,
y el de contradecir la versión que construí,
de defraudar.
Elijo siempre la aventura de fallar.
Aunque implique reconstruir,
aunque la certeza se me convierta en azar,
aunque el error amenace con repetir.
Asumo el costo de cambiar.
Por ahora que la elección sea fluir,
siempre y cuando sea para evolucionar.
Porque mientras se van
abriendo las alternativas,
las palabras en mi mente
también suenan más compasivas.
“Que lo correcto
sea simplemente lo que
se elige en el momento”.
Mientras tanto, el juicio se despide.
Me dice que no hay nada qué demostrar.
Me recalca que está bien cambiar.
El corazón también coincide,
me pide sentir y dejar de anticipar.
Porque el futuro,
cuando llega, es solo para disfrutar;
nunca se ha tratado de acertar.
3 comentarios
Añade el tuyoUff que buen final, me encantó 👏👏👏
Te esperan grandes cosas en este nuevo rumbo!! Tienes todo mi amor y mis mejores deseos! <3
✨❤️✨
Porque el futuro,
cuando llega, es solo para disfrutar;
nunca se ha tratado de acertar.